viernes, 25 de noviembre de 2016

San Pietro in Montorio

Entre el Trastevere y la colina del Gianicolo se halla una de las joyas de Roma, una obra renacentista de un genio de la arquitectura.
Con una posición panorámica de donde se puede ver gran parte de la ciudad, la iglesia fue construida en el lugar donde supuestamente fue crucificado San Pedro.



El templete de San Pietro in Montorio es una de las obras más representativas de Bramante, fue construida en 1503 por encargo de los Reyes Católicos para conmemorar el lugar, donde la tradición sitúa el martirio de San Pedro en Roma.
Bramante optó por un templo de pequeñas dimensiones y austero en la decoración, inspirado en un tholos griego, con pureza en sus líneas y de gran armonía compositiva.

San Pietro in Montorio, se eleva sobre una cripta subterránea, que cubre la roca del martirio del primera papa de la Iglesia. Sobre ella, se articula un espacio, a modo de cella, de planta circular, elevado sobre un basamento circular con tres escalones, alrededor de la cella se dispone una columnata, de orden toscano, sobre las que descansa un entablamento compuesto arquitrabe, friso con triglifos y metopas, éstas, decoradas con relieves que narran la vida de San Pedro, también dispone de una balaustrada que deja ver el segundo piso del edificio, que consta de una cúpula semiesférica sobre una tambor, en el que se abren vanos para iluminar la estancia. En su construcción Bramante empleo travertino y mármol. Se trata de un templete conmemorativo erigido en un lugar de Roma (colina del Gianicolo) donde, según la tradición, el apóstol San Pedro había sido crucificado y decapitado.




Fue costeado por los Reyes Católicos y proyectado por el arquitecto Donato Bramante, quien, después de una larga estancia en el Milán de los Sforza, se trasladó a la ciudad de los Papas, comenzando así, la última y más trascendental etapa de su actividad artística. Aquí trabaja como urbanista al servicio del Papa Juan II, realizando una serie de proyectos para transformar la ciudad en un núcleo renacentista, despojándola de su estado ruinoso como la describió Petrarca, quién la comparó con "una matrona con la dignidad de la edad pero con sus cabellos grises despeinados, sus vestidos rasgados, y con los estragos de la palidez de la miseria en su rostro".
Este gran arquitecto, nacido en 1444 cerca de Urbino, tiene en Roma sus mejores creaciones.






Entre sus proyectos más famosos está el de la nueva basílica de San Pedro y, en este sentido, el tempietto del monasterio de San Pietro in Montorio puede considerarse el precedente más directo que inspiró dicho proyecto, porque pasó por ser el punto de partida del estilo genuinamente romano del Renacimiento. Estilo aportado por un escogido grupo de artistas que, en su mayoría procedentes de Florencia, van a dejar su impronta en las obras que se inician en la Roma renacentista. Este grupo de artistas recogieron los experimentos de Brunelleschi y de Alberti y trataron de plasmar las ideas neoplatónicas que, desde la corte de los Medicis, les inspiraba Marsilio Ficino.




San Pietro in Montorio es una obra arquitectónica que presenta unas características morfológicas peculiares.

Su planta es circular y sobre un cuerpo de tres gradas, a modo de estilóbato, descansa una fila de dieciséis columnas de fuste liso, siguiendo los modelos del orden toscano. Este elegante peristilo sostiene un friso que recuerda al entablamento dórico, con triglifos y metopas sobre las que se dibujan, en un relieve poco pronunciado, algunos objetos litúrgicos. Hasta aquí todos los elementos descritos se enmarcan dentro de la más pura tradición arquitectónica que sigue los modelos del clasicismo greco-romano; pero este esquema compositivo se rompe en la parte superior de tan bello pórtico, porque en él se alza una diminuta balaustrada que rodea el cuerpo superior, creando un espacio de transparencia casi etérea, que contrasta con la pesadez de formas de la columnata que la soporta.






La construcción arquitectónica estaba moldeada por gruesos muros que eran tallados en su grosor para dar un efecto escultórico, o realizados en relieve por medias columnas o columnas enteras...». En este aspecto, el pequeño templete de Bramante puede considerarse como el paradigma del templo platónico ideal, tal como lo vemos imaginado en la Entrega de las llaves, del Perugino, o en los Desposorios de la Virgen, de Rafael, que copia, a su vez, el citado templete para representar un templo pagano de Marte, al pintar la famosa escena de San Pablo predicando en el Areópago de Atenas.




Pero, además de estas conexiones con el mundo de la especulación filosófica, San Pietro in Montorio es un directo descendiente de los viejos templos de Vesta y de la Sibila, así como también del no menos famoso Panteón de Agripa, que tanto fue admirado por Bramante, y sigue la tradición conceptual de los mausoleos paleocristianos y bizantinos. En él se resume toda una serie de formas arquitectónicas que fueron válidas en otros tiempos y que van a continuar marcando los gustos estéticos del mundo occidental. Por ello, el templo circular será un modelo habitual en las escenas paganas de los pintores de épocas posteriores. Finalmente, dejando a un lado las consideraciones puramente estilísticas, no podemos olvidar la causa que animó la construcción de este edificio. Como hemos indicado más arriba se trataba de levantar un memorial en donde se supone que tuvo lugar el martirio de San Pedro y, con este fin, se quiso erigir aquí un mausoleo sin cámara mortuoria. Por eso la planta central con su forma circular no es un capricho del arquitecto, sino que, dentro de la mejor tradición simbólica, Bramante quiso plasmar con ella la figura que transmite más fielmente la idea de eternidad, coronada por una cúpula que nos transporta desde el mundo terrenal al celeste.



Aquí vuelven a aparecer las ideas neoplatónicas porque, como ya se ha referido, esta obra se nos ofrece como la plasmación plástica de las teorías de la escuela de Ficino que concibe a Dios como la mente cósmica que adopta una forma esférica, que contiene todo el universo, desdoblándose en varias jerarquías: el Alma Cósmica (ánima mundana), la Región de la Naturaleza y el Reino de la Materia. El universo entero está vivificado por una influencia que emana de Dios, como una corriente ilimitada de energía sobrenatural que fluye de arriba abajo y que revierte de abajo arriba, formando, lo que llaman, un circuitus spiritualis. La belleza es, para los neoplatónicos, el esplendor de la bondad divina, la cual se va desintegrando en su camino por la región celestial en tantos rayos como esferas o cielos hay. Los artistas que abrazan tal concepción del mundo van a crear formas próximas a esta idea de belleza unida a la divinidad.

De ahí que el círculo y la esfera sean consideradas como las figuras perfectas y estén presentes en todas aquellas obras que aspiran a la consecución de un ideal estético cercano a lo absolutamente bello y, por tanto, a lo absolutamente perfecto. Con este templo se plasma en pleno Renacimiento, la tradición arquitectónica del "martyrium" oriental como la Cúpula de la Roca de tradición islámica o Santa Constanza de tradición bizantina. Con él se trata de conmemorar el lugar del martirio del primer papa de la Iglesia Cristiana.

A pesar, de las pequeñas dimensiones del edificio su influencia fue enorme, porque constituye el germen de lo que será el mayor proyecto de Bramante, la basílica de San Pedro, que inicialmente será también de planta centralizada y con una enorme cúpula. Al templete se accede por una escalinata con un pequeño podio, sobre el que se disponen doce columnas de orden dórico en torno al templo. En el muro de la nave central se alternan vanos adintelados (puertas y ventanas), separados por pilastras. Sobre el entablamento, decorado con casetones, aparece la balaustrada. Para acabar está la cúpula de media esfera sobre un tambor coronada con una cruz. El tambor está decorado de igual manera al muro inferior, alternando vanos adintelados separados por pilastras.






Durante el Renacimiento, los artistas y en especial los arquitectos recuperaron gran parte del lenguaje arquitectónico de la Antigüedad, bien sea griega, pero sobre todo romana, y adaptarlo a los nuevos ideales basados en el humanismo, el neoplatonismo y el antropocentrismo.

Se advierten todos los intentos de recuperación de la antigüedad a través de la utilización del orden toscano, desaparecido durante la edad media, o el uso de la cúpula, no obstante Bramante da un paso más allá al utilizar la planta centralizada, como medio para expresar la perfección del universo, la idea de orden y medida clásica, y la idea del círculo, como forma perfecta que venía desarrollándose en toda la filosofía neoplatónica de Marsilio Ficino y Pico della Mirandola.

















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