sábado, 24 de noviembre de 2018

Roseto Comunale


Hola, hoy vamos a visitar un lugar encantador y muy colorido que no todos los visitantes de la ciudad eterna conocen y que no suele formar parte del tour de los viajes organizados para la capital de Italia. Sin embargo, este lugar se encuentra relativamente céntrico, concretamente a los pies de la colina del Aventino. Sin ninguna duda en primavera se convierte en uno de los lugares más bellos de la urbe, se trata de un jardín exuberante.




Si buscaís algo romántico y es primavera este es vuestro lugar ya que en mayo, alrededor de 1.200 especies de rosas florecen en una paleta de colores y perfumes inigualable. Este lugar mágico, encantador y sensorial es el denominado “Roseto comunale” un jardín que abre sus verjas en primavera mostrando un panorama evocador.
Situado en una posición estratégica el jardín nos regala unas vistas maravillosas sobre el Circo Maximo, sobre la colina del Palatino, el campanario de Santa Maria in Cosmedin o la Cúpula de la Sinanoga. Este paraíso exultante es una zona de relax y de tranquilidad alejado del ruido del tráfico y del caos que toda gran ciudad genera.




El Roseto es un experimento de la botánica, allí más de 1000 tipos de flores representan la naturaleza de todos los continentes, rosas antiguas, modernas procedentes de todos los rincones del planeta. Rosas europeas, neozelandesas, chinas o americanas dan color a este macro jardín.  Estas flores vienen fundamentalmente clasificadas en tres grandes grupos; las llamadas rosas botánicas, flores silvestres que crecen solo en el hemisferio norte, ya sea en lugares muy fríos o en otros más cálidos.



Las llamadas rosas antiguas cuyo origen parte de diferentes experimentaciones a partir de hibridaciones hace más de 200 años. Por último el grupo de las llamadas rosas modernas, casi todas serían resultado de diferentes tipologías y cruces con otras variedades importadas a Europa por los ingleses desde China, Mongolia y Próximo Oriente en compañía de los cargamentos de Té.
En este “museo” de las rosas el visitante hace un recorrido por la historia de la evolución de las rosas antiguas hasta las de nuestro tiempo. En ocasiones il Roseto abre también sus puertas en el mes de octubre, un mes otoñal pero generalmente cálido que permite además admirar la rica variedad de colores y fragancias, accediendo al jardín gratis.



Por razones obvias este jardín cierra sus puertas al finalizar octubre hasta abril, en estas visitas se aceptan perros de pequeño tamaño, por otra parte existe un buen acceso para personas discapacitadas. El área de este jardín es de unos 10.000 m2 en una ladera en ligera pendiente hacia la zona más llana del Circo Máximo.




Es interesante conocer la evolución de este lugar ya que tiene una interesante historia.
El jardín tal y como se conoce hoy tiene su fundación en 1931 bajo las órdenes del gobernador de Roma, Francesco Boncompagni Ludovisi en una respuesta a la solicitud de la condesa May Gayley Senni. Antes el lugar original era la colina del Oppio, en las inmediaciones del Coliseo. Se trataba de un jardín constituido por unas 300 especies de plantas.
En mayo de 1933 se celebró por primera vez el concurso “Premio Roma per le Nueove Varietà di Rose”, una competición que pasa por ser la más antigua en su género exceptuando otro concurso inaugurado en 1907 en París. La condesa Mary Gayle Senni fue la encargada de las diferentes ediciones formando parte del jurado hasta 1954 representando a la American Rose Society.





El jardín en la colina del Oppio quedó totalmente destruido en la segunda guerra mundial por eso fue reconstruido en una zona ajena a la actual, en el valle del Murcia, una zona agrícola que ya desde la época del Imperio Romano había estado dedicada a la diosa Flora.
Murcia o Mirtea son los nombres de una divinidad romana primitiva que tenía un templo en el valle situado entre las colinas del Aventino y el Palatino.  Murcia es más conocida por su asociación con Venus, la diosa romana del amor, con la que fue posteriormente identificada bajo el nombre de Venus Murcia.

En 1645 se ubicó en la ladera del Roseto un huerto con acceso al cementerio ebraico hasta 1934 cuando el cementerio fue trasladado a otro lugar. Durante el conflicto bélico tuvo la función de huerto público ante la escasez de alimentos en la ciudad, para finalmente permanecer inculto. En 1950 y en colaboración con la comunidad judía se decidió organizar el jardín actual respetando la antigua ubicación: los senderos que dividen los arbustos forman con su disposición sobre el terreno el diseño de la Menorah, el candelabro de 7 brazos de la religión judía. Se trata de reflejar y agradecer que el enclave fue un lugar sagrado para los judíos romanos durante varios siglos. Igualmente  en la entrada al jardín se levantaron dos estelas con las Tablas de las leyes que Moises recibió en el monte Sinaí.




Las rosas más interesantes de la colección del Roseto comunal son, posiblemente,  las que cambian de color. Destaca en este sentido la denominada rosa Mutabilis  que puede cambiar 7 veces de colore en apenas 5 días; su capullo es rojo, pero una vez abierto se tiñe de color naranja primero, después amarillo, crema, rosa claro, rosa intenso y finalmente fucsia. Existe también una rosa  que guarda relación con la denominada Guerra de las dos Rosas (denominada así por los emblemas de las dos familias que se disputaban el trono inglés en la segunda mitad del siglo XV), es decir, roja primero como el emblema de los Lancaster y blanca después como el emblema de los York.




La rosa es la flor por excelencia. Conocida y anhelada por todos, ha sido testigo de cuantiosos estudios, transformaciones y acontecimientos históricos. Perfumes, regalos, ornamentos han sido los usos constantes de una de las plantas más bellas y difundidas del mundo.
El rosal ha estado siempre entre las primeras preferencias de la humedad, razón por la cual ha sido la flor más cultivada de la historia. En consecuencia, el hombre y la mujer han trabajado incansablemente en la producción y plantación de la rosa, buscando nuevos horizontes y formas, haciendo selecciones e hibridaciones infinitas. Por todo ello, la rosa es una de las flores más variadas del universo vegetal.

Las agrupaciones de rosas son las que siguen:

• Rosales silvestres: el grupo más reducido y padre de las demás variedades. Son aquellas rosas que pueden encontrarse en el corazón de la naturaleza.
• Rosales antiguos: rosas derivadas de las primeras y que existían antes del año 1867.
• Rosales modernos: pertenece a este género el 95% de las especies actuales. Son aquellas rosas posteriores al año 1867, éste inclusive.

Rosales silvestres

La madre de todas las rosas, el rosal silvestre se caracteriza por ser un arbusto fibroso de estatura media y tallo espinoso. 

Se subdividen en las siguientes especies mayoritarias, si bien existen unas decenas más:

• Rosa banksiae: arbusto trepador, de hoja perenne y sin espinas y flores carentes de aroma. Florece prematura y abundantemente.
• Rosa canina o escaramujo: arbusto espinoso de uno a tres metros de estatura utilizado para sanar la rabia. Hojas caducas y flores blancas o rosas.
• Rosa centifolia o rosal romano: de origen francés, sus flores tienen valor medicinal, ornamental y aromático.
• Rosa damascena o rosal de Alejandría: robusto y espinoso, desarrolla flores de 36 pétalos de intensa fragancia.
• Rosa eglanteria: arbusto flexible del que se extrae el aceite de rosa de mosqueta. Sus flores de cinco pétalos son de color rosa.
• Rosa gallica o rosal castellano: arbusto de baja altura, espinoso y de flores solitarias y grandes.
• Rosa pimpinellifolia: arbusto de largas espinas y rosas blancas o amarillentas que florece en primavera.
• Rosa rugosa: alto y espinoso, sus flores son blancas o púrpuras y desprenden un fuerte aroma.
• Rosa virginiana: desarrolla flores de un rosa pálido con mucho aroma.

Rosales antiguos

Son aquellas rosas que ya se cultivaban con anterioridad a la primera aparición del Híbrido de Té, que ocurrió en 1.867. De este modo, son rosales antiguos todas aquellas rosas seleccionadas y manipuladas hasta mediados de la Edad Contemporánea.
Aunque no son especialmente utilizadas entre el público, son especies robustas que soportan bien las enfermedades y no requieren cuidados especiales. 



Se clasifican en trece tipos:

• Albas: arbustos de gran tamaño y flores blancas y resistentes.
• Borbonianas: arbustos vigorosos, fragantes y de flores dobles, ideales para decorar muros.
• Centifolias: plantas espinosas con flores aromáticas utilizadas para borduras.
• Chinas: de tamaño bajo-medio, florecen tanto en verano como en otoño.
• Damascenas: de porte despejado, sus olorosas flores germinan en verano.
• Gállicas: arbustos frondosos cuyas flores son muy llamativas y de variados aromas.
• Híbridos perpetuos: de numerosas ramas, florece en verano y otoño.
• Musgosas: arbustos poco tupidos, pero muy vellosos, cuyas flores se despliegan en el estío.
• Noisettianas: plantas trepadoras cuyas flores despiden un olor algo picante.
• Rosas tipo patio: rosal trepador utilizado para escalones, setos y macetas.
• Rosas tipo Portland: consistente y espeso, florecen abultadamente en otoño y verano.
• Rosas tipo sempervirens: planta trepadora cuyas flores estivales son muy solicitadas.
• Rosas de té: rosal escalador que requiere amparo exterior y cuya fragancia es ligera y picaresca.

Rosales modernos

Son la variedad de rosas más conocida y usada en la actualidad, englobando más del 95% de las especies. Pese a su desmesurada cantidad, los rosales modernos se clasifican en nueve agrupaciones principales:

• Arbustiva: plantas reflorecientes utilizadas como cerco.
• Floribunda: uno de los rosales más comercializados, de rosas resplandecientes, pequeñas y vistosas.
• Glandiflora: destaca por su rápido y elevado crecimiento durante el primer año de plantación. Nace por su cruce entre un híbrido de té y una floribunda.
• Híbrido de té: la variedad de rosal más cultivada y distribuida, cuyas flores se desarrollan entre primavera y otoño, siendo el invierno una estación en las que hay que protegerlas.
• Polyantha: las flores se aglutinan en ramilletes compactos provistos de siete a quince rosas.
• Rosales miniatura: arbusto pequeño que no alcanza el medio metro y cuyas flores son también diminutas. Muy diversa e ideal para cualquier rincón de la casa.
• Rosales rastreros: arbusto que se desarrolla en el suelo y consta de ramilletes de tres a once flores.
• Rosales sarmentosos: tallos laxos y vigorosos y flores agrupadas en ramilletes de tres a veinte unidades.
• Rosales trepadores: de tallos robustos y largos, existen variedades florecientes y no florecientes y de rosas grandes y pequeñas.

domingo, 8 de abril de 2018

Pirámide de Cestio


En Roma, cerca de Porta San Paolo (en una de las puertas meridionales de la muralla Aureliana, hay una pirámide.
La curiosa historia de la Pirámide de Cestia es obviamente muy antigua. Todo comenzó en el siglo I a.C. cuando Cayo Cestio, un importante político de la antigua Roma, decidió que, como monumento funerario, la pirámide sería una elección ideal.





Como se lee en la inscripción de la pirámide, Cestio era de hecho un miembro del colegio sacerdotal de los Epulones creada en 196 a. C. con la tarea de cuidar la preparación y celebración del Epulom lovis.




Este fue un sacrificio en forma de banquete que se celebró con motivo de las celebraciones anuales de la fundación del templo de Júpiter, precisamente en honor a Júpiter, Juno y Minerva. Ser un “epulone” era sinónimo de haber alcanzado una posición social alta y, por lo tanto, una gran cantidad de riqueza y poder. Toda esta riqueza llevó a nuestro Caius Cestius a comprar algunos tapices muy valiosos, llamados Attalica por el rey de Pergamo Attalus I (el primero en poseer tapices de este tipo, hechos con hilos de oro preciosos) Al igual que los faraones, Cestio quería llevarlos a la tumba, pero en aquel tiempo Augusto acababa de aprobar una ley que prohibía la ostentación de lujo, por lo que la familia no podía cumplir con la solicitud. Así que decidieron vender los preciosos tapices y con los ingresos hicieron dos estatuas de bronce dorado colosales que se colocaron justo en la entrada de la Pirámide.
La explicación debe buscarse en el contexto histórico de ese período: estamos en los años de la conquista de Egipto y los romanos ricos y cultos inmediatamente se sintieron fascinados por el gusto oriental. Caio Cestio decidió construir su propia tumba en forma de pirámide fuera de la ciudad, como era costumbre, a lo largo de una carretera consular, a través de la Via Ostiense, la antigua conexión entre la urbe y su puerto, la ciudad de Ostia Antica.







Sabemos con certeza, gracias al testamento del mismo Caius Cestius, que la pirámide se construyó en solo 330 días, que se levantó entre 18 y 12 a. C, aunque lo que más impresiona es su estructura portentosa: tiene casi 37 metros de altura y tiene una base cuadrada de unos 30 metros por lado.

La tumba ciertamente no estaba aislada, sino que estaba rodeada por un recinto construido con bloques de toba (hoy todavía parcialmente visibles) y con cuatro columnas erigidas justo en las cuatro esquinas de la Pirámide. De estas columnas hoy solo quedan dos visibles, sacadas a la luz en 1656 e inmediatamente reposicionadas en su ubicación original, a instancias del Papa Alejandro VII Chigi. Pero las mayores sorpresas de la Pirámide están escondidas en el interior, donde se encuentra la cámara funeraria: una habitación pequeña comparada con la imponente mole de la Pirámide, pero con paredes total y delicadamente decoradas con figuras femeninas alternadas con vasijas lustrales y alegres victorias aladas en la bóveda .






Esta cámara funeraria estaba originalmente amurallada en el momento del entierro, como en las pirámides egipcias está pintada en blanco, con marcos y figuras decorativas de estilo pompeyano. Está bastante conservada, pero completamente desnuda, y en la pared posterior, donde debió haber habido un retrato del difunto, ahora hay un agujero, practicado por los buscadores de tesoros.
Lo que todavía hoy es un misterio es si Gaius Cestius decidió ser incinerado o enterrado, ya que no se encontraron sarcófagos ni urnas cinerarias.
El monumento ha llegado tan bien conservado hasta nuestros días porque fue incorporado a las Murallas Aurelianas en el siglo IV d.C. y de esta manera su destrucción se libró, encontrándose exactamente a lo largo de la ruta de los nuevos muros. Pero es un monumento particularmente afortunado porque también escapó a otra destrucción, la de los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial, que en su lugar derribaron para siempre un tramo adyacente de las Murallas Aurelianas.

Nuestro Caius Cestius no fue el único que construyó una pirámide en Roma. De hecho, sabemos que en la ciudad había al menos otras tres: dos en el área donde hoy en día se encuentran las iglesias gemelas de la Piazza del Popolo y otra en Via della Conciliazione, a la altura de la Iglesia de Santa María en Traspontina. Esta última fue destruida en 1499 por el Papa Alejandro VI Borgia para ampliar la viabilidad de la carretera cerca de San Pietro, con motivo del inminente jubileo.
Sin embargo, la fama de la Pirámide de Cestio fue ya grande en el pasado, en realidad se convirtió en una de las visitas obligatorias para jóvenes de familias europeas que hicieron el Grand Tour, el importante viaje de formación y estudio entre los siglos XVII y XIX: ver una pirámide en Roma realmente sorprendió a todos.

Construida de hormigón, la pirámide está totalmente cubierta con losas de mármol de Carrara, se realizó en un corto período de tiempo, 330 días antes, de hecho Cestio en el testamento dispone claro que los herederos construyeran la tumba piramidal dentro de este período, bajo pena de pérdida de la rica herencia, como recuerda la inscripción tallada en el lado oriental del monumento: "opus absolutum ex testament diebus CCCXXX, arbitratu Ponti P. f. Cla, Melae heredis et Pothi ". Los herederos se apresuraron a hacer los arreglos, de modo que, al parecer, completaron la construcción unos días antes.
Dentro del monumento hay una sola cámara funeraria, de 5.95 × 4.10 y 4.80 metros de altura, dentro de la cual está grabada la inscripción que registra el nombre y los títulos de Cestio, y las circunstancias de la construcción del monumento.




La presencia de un monumento en la forma de una pirámide en Roma se debe probablemente al hecho de que Egipto se convirtió en una provincia romana unos años antes, en el 30 a.C, y la cultura de esta nueva provincia era la manera que viene en Roma.






En la Edad Media, la creencia popular identificó la pirámide como "meta de Remi", vinculándola con otra pirámide se hace referencia a la "meta Romuli", muy similar, existente hasta 1499 en el barrio de Borgo, y demolida en el siglo XVI por el Papa Alejandro VI para la apertura de la nueva carretera de Borgo Nuovo. El mismo Francesco Petrarca, un humanista y experto en latín, en una epístola indica erróneamente la Pirámide de Cestio como "sepulcro de Remus".
Una inscripción en el lado occidental de la pirámide recuerda que, en 1656, Alejandro VII ordenó y financió la restauración que duró hasta 1663. En el otro lado se encontraron las basas de dos columnas y unos mojones con inscripciones, ahora en los Museos Capitolinos, con el testamento de Cestio, así como fragmentos de  estatuas de bronce.
Abandonada por el turismo durante mucho tiempo el revestimiento exterior de mármol blanco de Carrara se oscureció debido a la contaminación del aire de la capital italiana.
Ha sido gracias a la generosidad de un magnate japonés de la industria textil, que el mármol ha podido ser pulido y hoy vuelve a brillar. Ahora incluso es posible visitar el interior de la Pirámide Cestia donde se exhiben los fabulosos frescos de la cámara sepulcral. Se ofrecen algunas visitas guiadas cada mes para las que es necesario reservar con bastante antelación.

sábado, 24 de febrero de 2018

Grupo escultórico Eneas, Anchises y Ascanio

Pocas veces podemos juntar la mitología de una gran epopeya con la historia de Roma o el trabajo de uno de los mejores escultores del barroco con uno de los museos más interesantes del mundo. Me estoy refiriendo a la Galleria Borghese, uno de los museos más espectaculares y solicitados de Roma. A Bernini, el gran maestro del barroco romano, y a “La Eneida”,la gran epopeya nacional romana cuyas narraciones nos ilustran sobre los viajes y conflictos en los que se ve envuelto el héroe troyano Eneas tras su precipitada huida de la ciudad de Troya dentro de la  literatura épica latina.




La Galería Borghese, situada en los jardines de la Villa Borghese, es uno de los museos de arte más reputados del mundo. La galería expone gran parte de la colección iniciada por el cardenal Scipione Borghese (sobrino del papa Pablo V), entre 1576 y 1633.
Además de un gran coleccionista de la obra de Caravaggio, Scipione Borghese fue el primer mecenas de Bernini, por lo que en este museo se puede ver una extensa colección de las obras de ambos artistas.




El museo es uno de los mejores del mundo y su visita es prácticamente obligada. No os defraudará. Debido a la gran cantidad de visitas que recibe el museo, sólo es posible visitarlo con reserva previa, que puede hacerse tanto por teléfono como por internet. Es recomendable realizarla con varios días de antelación, ya que es un lugar bastante concurrido. Ubicado en la Villa del mismo nombre es relativamente fácil llegar a pie desde la Piazza Barberini,  Piazza del Popolo o Piazza di Spagna.
Los Borghese fueron una familia principesca, de papas y cardenales, llena de personalidades eminentes de la administración y de la política. Su miembro más ilustre fue Camilo Borguese, el papa Paulo V, pero el más dado al coleccionismo artístico fue su sobrino, Scipione Borghese. En el romano monte Pincio construyó una villa lujosísima y la llenó de obras antiguas y modernas, de todos los tesoros del arte que le fue posible adquirir o comisionar.
Sin duda la Galería Borguese es un lugar donde se aprecia y se disfruta la historia del arte, una verdadera sinfonía de talentos, un prodigio admirable de variaciones y de tendencias.




La obra, cuyo título histórico es Eneas y Anchises, fue encargada por el Cardenal Scipione Borghese y es considerada la primera escultura moderna en exhibición en la Galería Borghese. Según Domenico Bernini (hijo de Gian Lorenzo) fue realizada en 1613 y así lo confirmó el historiador del arte de la época Filippo Baldinucci, asesor de Leopoldo de Medici. Sin embargo gracias a los hallazgos de archivo, hoy sabemos que la fecha se pospone a alrededor de 1619 cuando Bernini tenía poco más de veinte años. Además, gracias también, a una nota de pago por su pedestal, se sabe que en la obra no participó su padre Pietro, sino siempre  Gian Lorenzo.







La escultura de Eneas, Anchises y Ascanio, se exhibe hoy dentro de la Galería Borghese, así como los otros tres grupos  del artista, la Violación de Proserpina (1621 - 1622), Apolo y Daphne (1622 - 1625) y el David (1623-1624). Las cuatro obras de mármol, que representan temas mitológicos (a excepción del David que representa un mito bíblico), fueron encargadas al artista por el cardenal Scipione Borghese, quien los asignó al embellecimiento de su villa romana en el Pincio.






Arquitecto, dibujante, pintor, Gian Lorenzo Bernini fue un verdadero hombre del renacimiento en el barroco, rozando la genialidad en todas las artes que cultivó. Pero si en algo destacó este artista básico de la historia del arte universal fue en el terreno de la escultura. De hecho, Bernini no tuvo rival en esa disciplina durante el siglo XVII, aunque desde luego es sonada la rivalidad con Borromini, el otro gran artista romano de la época, que se dice que era más arisco y menos carismático. En su obra, donde se pone un visible acento en el dramatismo de la narrativa, se muestra de forma clara la psicología de los personajes, ya sean mitológicos o religiosos. Esta caracterización psicológica de los retratados, que Bernini esculpe repletos de fuerza interior, junto a la delicadeza de los acabados, dan un naturalismo extraordinario. El frío mármol parece cobrar vida en manos del artista. Bernini fue un revolucionario en muchos campos del ámbito escultórico. Para empezar, fue el que acercó la obra al espectador, haciéndolo partícipe de la acción, rompiendo las fronteras tradicionales del arte. Como buen barroco, gustó del movimiento. Sus ropajes, por ejemplo, ya no caen en grandes pliegues a la manera clásica, sino que los retuerce y deforma para incrementar el dinamismo y la agitación. También resultan sumamente novedosas las complejas relaciones entre la escultura y el espacio circundante. Bernini concibió muchas de ellas para ser observadas desde un punto determinado.





La obra que nos ocupa representa la huida de Eneas desde la ciudad ardiente de Troya descrita en el segundo libro de Virgilio de la Eneida. Es de mármol y tiene unas dimensiones de 220 cm.





Todo gira en torno a la figura de Eneas, cuya pose resume la de Cristo esculpido por Miguel Ángel en Santa Maria sopra Minerva. Sujeta al anciano padre Anchises que sostiene la urna que contiene las cenizas de sus antepasados, mientras que debajo le sigue su hijo Ascanius, que porta el fuego del templo de Vesta (alusión a la caridad cristiana). Bernini sigue el texto de Virgilio a la letra, donde Anchises se sienta en un solo hombro de Eneas. 





La obra fue un reto para la representación de las diferentes edades y también de la epidermis de los personajes: fuerte, enérgica y tonificada para Eneas, arrugada y flácida para Anchises, regordeta y tierna para Ascanio.

Mirando el grupo desde atrás, podemos ver algunos rastros de inacabados en la espalda de Eneas (non finito), lo que nos hace comprender cómo la estatua fue diseñada para estar en una posición de pared con una vista frontal perfecta.
Bernini nunca había trabajado en un solo bloque de mármol de ese tamaño y es probable que su padre le hubiera dado algún consejo, un elemento que al principio hizo creer que el autor era Pietro y no Gian Lorenzo. Aunque la composición en espiral todavía está fuertemente influenciada por la escultura manierista, se nota el virtuosismo técnico del joven escultor en el tratamiento de la tez, el cabello y el suelo sobre el que descansan las figuras y su extraordinaria capacidad para inmortalizar en el mármol la acción de los protagonistas.

El desarrollo del grupo de mármol es vertical. Las diferentes edades de los tres personajes son evidentes, no solo por las características de las caras o las dimensiones del cuerpo (como en el caso del pequeño Ascanio) sino, sobre todo, por la habilidad del artista en representar, como ya hemos indicado, la epidermis de los personajes. La obra se colocó originalmente en la tercera habitación, denominada de Daphne, en el centro de la pared opuesta a la otra obra maestra de Bernini, de la cual toma el nombre la habitación, colocada entre una ventana y una puerta que correspondía al jardín secreto hacia la pajarera. Desde 1886, la obra se exhibe en el centro de la sala del Gladiador en la planta baja de la Galleria Borghese.
El momento está lleno de tensión y el artista, además de su sensibilidad, en este trabajo presenta una gran habilidad técnica y una sorprendente capacidad para comunicarse.





Quién está delante de la obra, de hecho, no puede dejar de identificarse, llegando incluso a vivir la escena como si fuera también uno de los protagonistas del evento: el espectador se convierte en parte de la acción, siente la preocupación y el peligro. Lo vejez, lo juventud y la infancia representan el pasado, el presente y el futuro. Eneas lleva a su padre Anchises en su hombro izquierdo y el joven Ascanio lo sigue; Anquises, viejo, cansado y preocupado, mantiene con su mano izquierda los “keramos troikos”, las cenizas de los antepasados, mientras Ascanio, siempre con la mano izquierda, sosteniene el fuego eterno de Vesta, dos de los siete "pignora imperii" u objetos que, a través de la creencia del pueblo romano, pudieron garantizar y mantener para siempre la grandeza de Roma.
El artista ha querido enfatizar el poder del cliente, por ello representa los dos objetos de gran significado intrínseco: Anquises portador de la historia y las tradiciones y Ascanio, destinados a dar lugar a un futuro “Gens Julia”, guardián del fuego sagrado Vestal. El fuego sagrado ardía en Roma en el Templo circular de Vesta, que fue construido en época anterior a la República romana, en el Foro romano bajo la colina Palatina. Otros objetos sagrados estaban almacenados dentro del templo, entre ellos el paladio (una estatua de Palas Atenea) supuestamente llevada por Eneas desde Troya.




Las narraciones de los viajes y conflictos en los que se ve envuelto el héroe troyano Eneas tras su precipitada huida de la ciudad de Troya son una de las mejores muestras de la literatura épica latina. La obra se encuentra dividida en cantos o libros, siendo doce en total. Los seis primeros beben directamente en términos estilísticos de la "Odisea" mientras que los seis últimos se inspiran más en la "Ilíada" y en la resolución de los conflictos que se le plantean al personaje.
Mientras las llamas se extendían por Troya, los griegos masacraron a los varones adultos, violaron a las mujeres y las esclavizaron junto con los niños. Justo antes de que ocurriera el desastre, el príncipe Eneas, hijo de Anquises y la diosa Venus, recibió un aviso. Su primo Héctor, que no mucho antes había muerto a manos de Aquiles, se le apareció en sueños y le exhortó a que tomara consigo a su familia y huyera de las llamas. Eneas reunió a los suyos, pero en el caos de la lucha perdió a su mujer Creúsa, que fue asesinada por los invasores. El propio espíritu de Creúsa se presentó ante Eneas y le aconsejó que se olvidara de ella y escapara cuanto antes de la ciudad. El príncipe troyano, junto con su anciano padre Anquises, su hijo Ascanio y un nutrido grupo de seguidores, salió de Troya por las puertas Esceas y embarcó hacia el oeste. Llegó a la tierra de Lacio (en la actual Italia) donde tras una serie de acontecimientos se convirtió en rey y a la vez en el progenitor del pueblo romano, pues en esa misma tierra dos de sus descendientes, Rómulo y Remo, fundarían la ciudad de Roma. En la República romana tardía, los Julios Césares se decían descendientes de Julo, alternativamente hijo de Ascanio (a su vez, hijo de Eneas) o identificado con él mismo. Con esta ascendencia, se relacionaban con la casa real troyana y los tempranos reyes de Alba Longa.





La epopeya de Eneas está plagada de toda clase de obstáculos a los que el héroe consigue imponerse y superar gracias a su tenacidad, esfuerzo y determinación. En todo momento Virgilio pretende ensalzar a la figura de Eneas dado que en su obra lo convierte en el primer pilar de lo que será la fundación futura de Roma.




Virgilio enriquece con la "Eneida" el pasado mítico y legendario de Roma, relacionando a la urbe de forma casi directa con la también casi mítica Troya y sus habitantes y, como ya hemos dicho, convirtiendo a Eneas en el primer pilar de lo que luego será el desarrollo de la civilización romana, idealizando al héroe y mostrándolo como una síntesis de todos los aspectos que se consideraban positivos del pueblo romano, ensalzando el esfuerzo y la voluntad de trabajo y superación de las dificultades.
La Eneida (en latín, Aeneis) es una epopeya latina escrita por Virgilio en el siglo I a. C. por encargo del emperador Augusto con el fin de glorificar el imperio atribuyéndole un origen mítico. Virgilio elaboró una reescritura, más que una continuación, de los poemas homéricos tomando como punto de partida la guerra de Troya y la destrucción de esa ciudad, y presentando la fundación de Roma a la manera de los mitos griegos.
Virgilio trabajó en esta obra desde el año 29 a. C. hasta el fin de sus días (19 a. C.). Se suele decir que Virgilio, en su lecho de muerte, encargó quemar la Eneida, fuera porque desease desvincularse de la propaganda política de Augusto o fuera porque no considerase que la obra hubiera alcanzado la perfección buscada por él como poeta.


domingo, 21 de enero de 2018

Spezieria di S. Maria della Scala

Establecida en la segunda mitad del siglo XVI es la farmacia más antigua del barrio del  Trastevere, también conocida como 'Spezieria di S. Maria della Scala'.
La antigua botica está situada en el primer piso del convento de los Carmelitas Descalzas, junto a la Iglesia de Santa Maria della Scala, es una pequeña joya que conserva el laboratorio farmacéutico y el molino original, junto con las fichas de colores, jarrones, escalas, alambiques de destilación y morteros.




Los muebles, estanterías, ventana y mostrador son del siglo XVIII. Originalmente fue establecida para las necesidades de los monjes que cultivaron las plantas medicinales en su jardín al objeto de mejorar su salud. A finales del siglo XVII fue abierta a todos y se hizo tan famosa que incluso recurrieron a ella príncipes, cardenales y hasta los médicos de los papas. Esto le valió el apodo de "farmacia de los papas".




Las primeras boticas "oficiales" estuvieron dentro de los monasterios y conventos del siglo XVI. En esos lugares era "difícil establecer los límites entre lo científico, lo profano y lo mágico".




Equipada para satisfacer las necesidades de sus clientes, la Antica Spezieria de Santa Maria della Scala, fue responsable de proporcionar medicinas asequibles y genuinas así como otros productos a base de hierbas trabajadas en el lugar a través de un estudio cuidadoso de las mismas. Estos medicamentos fueron diseñados para tratar enfermedades del aparato respiratorio superior, dolores reumáticos o alergias, incluso el uso del primer desinfectante: el agua de la mujer samaritana.
Un verdadero paseo por el pasado para descubrir cómo eran las farmacias de aquella época.





En el lateral del mostrador de venta, hay un retrato de Santa Teresa de Avila quién parece vigilar la caja, desde allí se abre una especie de oficina administrativa donde podemos admirar, entre otras cosas, un armario valioso con refinada decoración pictórica. En su interior, una colección de cajas de sándalo conserva las diferentes hierbas adecuadas para la preparación de medicamentos en su forma natural original.







Sus salas, incluida una clínica gratuita, se mantuvieron abiertas hasta 1978. Teniendo en cuenta el trabajo altamente científico que se realiza en los laboratorios de la 'Viejo Farmacia de Santa Maria della Scala”, parece obligatorio mencionar en primer lugar los enseres  farmacéuticos originales, molinos, morteros y alambiques de destilación, balanzas, junto con ollas, cuencos y cerámicas preciosas que forman el marco de este lugar donde los armarios albergan imágenes pintadas de los padres de la medicina como Hipócrates, Galeno, Avicena, Mitrídates y Andrómaca. La decoración es orinal del siglo XVII, muebles, estanterías, ventanas y mostrador se nos presentan en todo su esplendor pasado. En la trastienda, además, podemos descubrir, desde el siglo XIX, un laboratorio de licores y un espacio que servía de biblioteca, consultorio médico y almacén.




En los muebles también hay inscripciones en latín: "De la tierra el Altísimo creó las medicinas: el hombre prudente no las despreciará" o "Ni la hierba los sanó ni la mezcla; sí, tu palabra, Señor, la cual sana todas las cosas". La sabiduría se remonta a una época en la que se confiaba más en las manos del Señor que en el resto.




La "vieja Farmacia de Santa Maria della Scala, también está adornada con varios objetos de interés de gran importancia: como el “Trattado Delli simplici”, un herbario muy raro que se atribuye a Fray Basilio, farmacéutico del siglo XVIII, que contiene la lista de todas las hierbas utilizadas en la farmacia, conservando un ejemplo secado en la página correspondiente. 




La Speziera, por lo tanto, representa un paseo en el pasado, destinado a descubrir la vida real de Roma. Las actividades de todos los días. La simplicidad de un tesoro tan precioso que ha llegado hasta hoy.