viernes, 27 de octubre de 2017

Fuente de las Nayades

Muy cerca de la estación Termini, del museo romano del palacio Massimo y de las termas de Diocleziano en el centro de la concurrida plaza de la Repubblica se encuentra una bella y original fuente.




En el verano de 1870 unas fechas determinantes en la historia de Italia, el Papa Pio IX mandó construir un nuevo acueducto que fue llamado Acqua Pia-Marcia, es decir unía el nombre del nuevo patrocinador a aquel del antiguo acueducto del 2º siglo a.C. que hasta entonces permanecía en ruinas. Ahora se alargaba unos 80 metros en dirección de la nueva estación central edificada en el año 1867 sobre el proyecto de Salvatore Bianchi y que tomaba el nombre de las antiguas termas de Diocleciano poco alejadas de allí. En la nueva reestructuración de la ciudad la plaza de la Repubblica (antes llamada plaza de la exedra) pasaba a ser un punto primordial de la urbe.
Se trataba de una simple piscina circular amplia, en cuyo borde tenía una composición de rocas de las cuales partía un gran número de chorros de agua dirigidos hacia el centro. Completaban la composición cinco chorros verticales de agua, de los cuales el central era mucho más alto que los demás. El papa la inauguró el 10 de septiembre de 1870, diez días antes de la brecha de Porta Pía y del final de su reino temporal.
En inicio la fuente constaba de una serie de bañeras que daban un aspecto austero, la opinión general de los romanos era que la fuente era demasiado simple, poco ornamentada. De hecho fue ya en 1888 cuando ante la visita del Kaiser Guillermo I de Alemania se decoró la fuente con leones de yeso en los cuatro ángulos. Sin embargo fue algo provisional y que no convenció a unos habitantes acostumbrados a monumentos más depurados y estéticamente más sublimes.





Así en 1897 se aprobó un proyecto nuevo encargado al artista Mario Rutelli para la remodelación de la fuente. La nueva ornamentación reemplazó los leones por cuatro náyades o ninfas acuáticas, la Náyade de los Océanos, Náyade de los Ríos, Náyade de los Lagos y Náyade de las Aguas Subterráneas.
El artista mantuvo en secreto sus ideas para el embellecimiento de la fuente de forma que cuando se inauguró la nueva fuente el escandalo estaba servido.





Los romanos y el Papa se mostraron contrariados ante las cuatro figuras femeninas desnudas en bronce. Un chorro de agua central las bañaba y al contraste entre el sol y sus cuerpos mojados daban un aspecto de lujuria, especialmente debido también a las poses calificadas de lascivas por muchos vecinos de la época.
Como otras fuentes de la ciudad una verja cerraba y custodiaba la fuente, sin embargo eran muchos los jóvenes que en días soleados se acercaban a la fuente a admirar las hermosas e inocentes ninfas. La curia romana muy conservadora pronto mostró su indignación señalando la inmoralidad y ausencia de decencia de la fuente.







Las polémicas crecieron, en nombre del pudor y del respeto, y se mantuvieron durante un tiempo, pero el Ayuntamiento abrazó las tesis progresistas y, además de no retirar las náyades, como habría querido la corriente más puritana, el 10 de febrero de 1901 dejó que los romanos, después de una casi sublevación popular, abatieran la valla.
Un aspecto todavía permanecía sin solución, la decoración del centro de la fuente que además era un lugar más elevado. Rutelli diseño una composición un tanto extraña; tres figuras entremezcladas, un tritón, un delfín y un pulpo en plena lucha. El resultado era un grupo escultórico entrelazado que recordaba ligeramente a la famosa escultura barroca de Bernini, el “Rapto de Proserpina”.






Cuando, en 1911, se colocó la primera figura en la cima de la fuente, suscitó reacciones sarcásticas, y el grupo fue rebautizado il fritto misto di Termini («la fritura mixta de Termini»). No triunfo, hubo que retirarla y se pidió al artista que esculpiera algo más homogéneo. Il fritto fue trasladado al jardín de la plaza Víctor Manuel II. En 1912, finalmente, la fuente asumió el aspecto definitivo que mantiene todavía, con la colocación en el centro del grupo del Glauco, una figura masculina desnuda que agarra un delfín de cuya boca sale el chorro central, que simboliza el dominio del hombre sobre la fuerza natural. Algo por otra parte muy explotado en siglos anteriores en los jardines y parterres italianos. El control de la naturaleza fue siempre un tema muy recurrente desde el barroco romano. La obra completa se inauguró de nuevo en 1914.





Una serie de pasquines, una forma muy habitual en la capital del Tíber de protesta, arremetía contra el grupo escultórico. “Fontana dell´omo cor pesce in mano, che delle donne bagna er deretano” («del hombre con pez en la mano, que de las mujeres baña el trasero»).

Un famoso cantante de la época compuso unos versos similares a las burlas cotidianas de los romanos:
“C’è a piazza delle Terme un funtanone che uno scultore celebre ha guarnito co’ quattro donne ignude a pecorone e un omo in mezzo che fa da marito. Quanto è bello quer gigante lì tra in mezzo a tutte quante: cor pesce in mano annaffia a tutt’e quattro er deretano”
(Hay en la plaza de las termas una fuente que un escultor celebre ha ornamentado con cuatro mujeres desnudas y un hombre en medio que hace de marido. Que bello este gigante allí entre las cuatro; con el pez en la mano regando a las cuatro el trasero.)
El gran complejo consta de cuatro figuras femeninas de bronce que representan la Ninfa de los Lagos, fácilmente reconocible porque contiene un cisne, la Ninfa de los ríos  acostada sobre un monstruo acuático, la Ninfa del agua subterránea sobre un dragón y la Ninfa de los océanos sobre un caballo que personifica el mar.








¿Pero quienes eran las ninfas?
Las Ninfas eran divinidades menores de la mitología grecolatina que habitaban en las fuentes, los bosques, las montañas o los ríos.
"las ninfas aparecen bajo la forma de jóvenes muchachas; son ninfas las dríadas, sílfides, náyades, oréadas, nereidas, etc.; Se dice que atraían con su canto y promesas sexuales a los campesinos que pasaran por el bosque, y los extraviaban para que jamás volvieran a sus hogares. Boucher, máximo representante del sensualismo rococó, presenta en sus obras un mundo fantástico plagado de ninfas y diosas que se desnudan despreocupadas en medio de paisajes luminosos y amables".






En la actualidad es un sitio mágico que cautiva  a los turistas y enorgullece a los romanos, sin duda es un eclipse de arte como el que sufrió Stendhal en Florencia. Las figuras regadas y mojadas a la luz del sol con la magnificencia de la antigua exedra de fondo.