lunes, 4 de mayo de 2020

Museo de la Central Montemartini


Si algo tiene Roma es su capacidad para sorprender, en la urbe se dan cita aromas del pasado y del presente, sensaciones y experiencias llamativas.

Más allá del circuito turístico establecido por tantos y tantos turistas, más allá del turismo de masa hay lugares que pasan más desapercibidos bien sea porque geograficamente están más escondidos o porque no son lo suficientemente publicitados. La combinación que se propone es insólita y perfecta. Vamos hacia un curioso museo al que se llega bien con el metro Línea B, parada "Garbatella", el museo está a 500 metros.




La central termoelectrica Montemartini es un espacio expositivo muy original, un lugar donde se testimonia la antigüedad a la vez que la modernidad, se fusionan los restos de hace 2000 años con los de la actualidad. La primera planta eléctrica de Roma en funcionamiento desde 1912 hasta mediados de los años 60 del pasado siglo fue reconvertida en un espacio expositivo en los años 90. Concretamente en 1997 con ocasión de la restructuración de los Museos Capitolinos, la Central fue elegida para acoger temporalmente obras provenientes de la colección delas salas Capitolinas. El gran éxito del experimento como museo satélite de los Capitolinos y la gran afluencia de visitantes condujo a la transformación de la muestra en una exposición permanente.

La historia del nuevo centro expositivo de los Musei Capitolini en la antigua Central Termoeléctrica Giovanni Montemartini es un ejemplo fantástico de arqueología industrial reconvertido en sede museística a donde se trasladaron centenares de esculturas, alrededor de 400 conforman hoy el museo. Cómo en las mejores experiencias una casualidad, algo en principio experimental dió como resultado la consolidación de uno de los museos más rocambolescos del mundo.






Para vaciar los espacios del Museo del Palazzo dei Conservatori, Museo Nuovo e Braccio Nuovo y evitar que el público se viera privado de estas obras, en 1997, se inauguró la exposición “Máquinas y dioses” en las salas rehabilitadas de la primera central eléctrica pública romana para acercar dos mundos diametralmente opuestos: la arqueología clásica y la industrial.


Con un sugerente juego de contrastes, junto a las antiguas máquinas de la central se exponían por primera vez obras maestras de la escultura antigua y valiosos hallazgos arqueológicos descubiertos a finales del siglo XIX y en la década de 1930, con reconstrucciones de grandes complejos monumentales y la ilustración del desarrollo de la ciudad antigua de la época republicana hasta finales del periodo imperial.
La adaptación de la central para convertirla en museo, la restauración de las máquinas y la sección didáctica del sector arqueo-industrial han corrido a cargo de Acea.
El espléndido espacio museístico, al principio concebido como temporal, cuando una parte de las esculturas fue devuelta al Capitolio en 2005 tras concluir las obras, se convirtió en sede permanente de las colecciones de más reciente adquisición de los Musei Capitolini.
En los nuevos espacios se continúa experimentando nuevas soluciones expositivas buscando un acercamiento científico a los hallazgos arqueológicos. El acercamiento de obras procedentes de un mismo contexto permite volver a conectar el museo con el antiguo tejido urbano.







El propio museo forma parte de un ambicioso proyecto de recalificación de la zona Ostiense Marconi que prevé convertir en polo cultural el área más antigua de industrialización de Roma. Además de la Central eléctrica Montemartini, el proyecto abarca el Mattatoio, el Gazometro, estructuras portuarias, la antigua Mira Lanza e los antiguos Mercados Generales y prevé concluir la construcción de nuevos espacios para la Universidad Roma Tre y la realización de la Ciudad de las Ciencias.
Aquí conviven esculturas, joyas, sarcófagos, tapices y mosaicos de la época romana con la antigua maquinaria de la central.
Al formar parte de los Museos Capitolinos del Campidoglio se puede comprar una entrada conjunta para las dos visitas. Hay que destacar también todas las exposiciones temporales que frecuentemente se ofertan. En la planta baja del edificio.






Las antigüedades etruscas devueltas a Italia por museos o confiscadas por la policía se exhiben bajo el control estatal italiano. En los pisos superiores se exhiben esculturas y ataúdes, a menudo romanos a partir de los originales griegos. Las esculturas generalmente están bien identificadas o descritas para ayudar al visitante. Se trata de obras descubiertas desde la segunda mitad del siglo 18 hasta hoy y que ya no tienen cabida en el resto de museos Capitolinos. A pesar de que el contraste entre las esculturas de mármol blanco y las máquinas industriales negras es fotogénico acostumbrarte al fondo.
Turbinas, calderas, motores diesel, tubos y pasarelas de metal conviven con esculturas marmóreas que han atravesado siglos y siglos de historia. Hablamos de obras religiosas, funerarias, retratos procedentes del área Sacra, del templo de Apolo Sosiano, del Circo Flaminio, del Campidoglio, del Teatro Pompeo, de los huertos Salustianos o de las residencias imperiales, muchas de ellas restauras han recalado en los museos Capitolinos, más visitados, otras permanecen en la Central Montermartini.