domingo, 25 de octubre de 2020

Villa Celimontana

 

Hay pocas ciudades en Europa que te puedan susurrar al oído, una de ellas es Roma. Siendo Roma una de las ciudades del mundo con más parques y árboles nunca nos podemos cansar de visitar sus espacios verdes. Dichos espacios que hoy son públicos eran antiguas villas de nobles romanos por ello las más de las veces no se reducen a simples parques con jardines y arboledas. No. Son mucho más ya que presentan palacios, edificios para ocio, caza o mantenimiento del recinto, esculturas, fuentes, lagos, pajareras o incluso obeliscos. En definitiva su origen noble les obligaba a competir en grandeza y detallismo con otras familias poderosas de su contemporaneidad.
Entre los parques más queridos y visitados por los romanos se encuentra la Villa Celimontana, situada sobre la colina del Celio, a pocos pasos del Coliseo, quizás eclipsada por este archi-conocido monumento.







En su día llamada Villa Mattei, por el nombre de la familia que compró a finales del Cinquecento el palacete todavía hoy integrado en el vasto jardín, sede hoy de la Sociedad Geográfica Italiana, donde se conservan las más importantes cartas y mapas de Italia.
El lugar es muy agradable porque resulta un espacio multiusos, pasear al aire libre, merendar, relajarse escuchando los pajarillos o el sonido de sus fuentes, especialmente en primavera y verano.
Diferentes senderos, zonas ajardinadas, tipos de arboles o variedades de plantas y flores atraen a romanos y turistas en busca de tranquilidad, la naturaleza modelada por el hombre tiene aquí un importante y bello referente. Este lugar comprende en la actualidad la mayor parte del espacio del valle entre las colinas del Celio ( que toma su nombre de un Etrusco, Celio Vibenna, quien combatió por la fama de Roma) y del Aventino, en el sur-este de Roma.

Inicialmente, a principios del siglo XVI esta extensa propiedad de que es hoy la villa Celimontana pertenecía a la familia Paluzzelli, en aquella época estaba cultivada con viñedos. A mediados de dicho siglo la familia Mattei adquirió la finca para embellecerla y construir su Villa. Para este objetivo contrataron al arquitecto Giacomo Di Luca (un aprendiz de Miguel Ángel) para diseñar el edificio y los jardines.






El ingreso monumental de la Villa se encuentra en la via Navicella, sobre la colina del Celio y junto a la Basílica de Santa María en Domnica, uno de los primeros templos cristianos de la capital. Llegar es fácil, especialmente con los transportes públicos, ya que así evitamos el tráfico del centro histórico. A través de la linea de metro B con parada en “Colosseo” o bien con el autobús número 81 y 673.




Aunque el edificio original ha sido transformado muchas veces, debió de ser una estructura de una sola planta con un pórtico a lo largo de su fachada, coronada por un friso dórico y balaustrada que aún sobreviven. Ahora presenta una planta cuadrangular con dos alas bajas y una plaza sobre una plataforma artificial apoyada por grandes murallas.
Fue Ciriaco Mattei descendiente del propietario original que a finales del Cinquecento trasformó la viña en un jardín que todavía hoy mantiene un esplendor fuera del común.





La villa fue decorada con estatuas, bronces y obras de arte clásicas, el lugar también recubierto por un bosque de encinas, empezó a transformarse cuidadosamente. Giacomo del Duca empleo los principios del manierismo para domesticar la naturaleza salvaje del terreno desnivelado, para esta labor se apostó por la gracia y la elegancia de las esculturas y los diferentes mármoles, incluso con un antiguo obelisco de época de Ramsés II. Dicho monumento otorga un toque exótico al lugar y ha sido restaurado hace apenas unos años, se encontraba en tierra cerca del Aracoeli, almenos en el Cinquecento, donde había sido levantado en el s. XIV conformado por dos monolitos, de los cuales el superior estaba culminado por una esfera de bronce, destacaban los jeroglíficos relativos al faraón Ramses II (1290-1233 a. C.). Por su parte el monolito inferior no presenta inscripciones y es de época más reciente. Procede de Heliopolis y en época romana se ubicaba en el Campo Marzio, cerca del Panteón de Agripa.





Los sucesores de Ciriaco Mattei ampliaron y transformaron el jardín en un complejo entramado de de avenidas y senderos, así pues el espacio escondidos entre altos setos en una especie de laberinto con apariciones imprevistas de esculturas y fuentes según el estilo y gusto escenográfico del barroco.
Un gran efecto fue la estructuración de la vertiente occidental de la colina, articulada en un sistema de pórticos, balcones y escaleras que se asoman desde los niveles superiores, donde estaba el palacio. Al lado del mismo, sobre la pendiente, un pórtico con tres pabellones que cubrían tres pajareras situadas sobre pequeños ninfeos y dando paso al sendero inferior cerrado al fondo por la fuente del Río, con una figura masculina tumbada de mármol peperino, la única que ha llegado hasta nuestros días de las muchas que debieron decorar la villa.





Fue exactamente en 1602 cuando se negoció el derecho a percibir una cantidad de agua anual procedente del Acqua Felice, con ello se abastecía de forma eficaz a los jardines de la villa y era posible instalar fuentes con algunos juegos de agua. A partir de diferentes testimonios se conoce que en 1605 se habían multiplicado la realización de fuentes: la fuente de la Idra, la fuentes de la Naturaleza, la fuente de Baco y la fuente de Atlante con un estanque, desgraciadamente desaparecidas.









El denominado acueducto del Agua Feliz fue edificado en 1587 por orden del Papa Sixto V, el objetivo era dotar y abastecer de agua a las zonas adyacentes del Viminal y el Quirinal. Como curiosidad fue el primer acueducto construido en Roma desde la caída del Imperio Romano de Occidente.
Hacia la mitad del s. XVII algunas fuentes más como la del Águila o la del Tritón fueron realizadas por Bernini, sin embargo en la actualidad han sido todas trasladadas a la plaza de S. Giovanni e Paolo. A su vez se iniciaron nuevas obras en la villa adquiriendo nuevos terrenos hacia la zona de San Giovanni e Paolo, un nuevo jardín fue construido con forma estrellada, denominado “plaza de los 16 paseos”, a partir de modelos franceses.

Por otra parte la villa fue elegida como lugar de acogida del peregrinaje de las 7 iglesias, las puertas del recinto se abrieron a los peregrinos que asistían a la ceremonia anual instaurada por San Felipe Neri en 1582, que recorría San Pedro, San Giovanni in Laterano, Santa Maria Maggiore, San Paolo extramuros, San Lorenzo extramuros, San Sebastián en la Via Apia Antigua y Santa Cruz en Jerusalen. Según la tradición los jueves los romanos creyentes renunciaban a sus pasatiempos profanos para hacer votos de penitencia e ir en procesión a través del itinerario que unía las citadas siete iglesias. En la Villa Celimontana los Mattei daban facilidades al descanso de los peregrinos además de ofrecer pan, vino, queso, huevos y otras viandas.
Era costumbre a mitad de camino entre San Sebastián y San Giovanni Laterano detenerse en este lugar para retomar fuerzas. El mismo Goethe probablemente participó en algunos de estos peregrinajes ya que recuerda en unos de sus escritos el menú que se servía así como los extraordinarios conciertos que se celebraban en algunos ocasiones en los jardines de la Villa.
Pasado un tiempo los Mattei tuvieron que traspasar la Villa ante algunos problemas económicos, de forma que la Villa tuvo diferentes dueños, Clemente XIII, después la archiduquesa Maria Ana de Austria y más tarde al mismísimo Godoy, ministro y brazo derecho del rey español Carlos IV.

Fue Godoy quién le otorgó a la villa un nuevo esplendor dandole un nuevo aspecto. El jardín fue profundamente modificado y transformado en un jardín de estilo inglés. Las excavaciones ordenadas por Godoy llevaron a la luz diferentes vestigios en mármol de la época de Caracalla, también fue cambiado de ubicación el Obelisco hasta la actualidad, es decir, al fondo del bosque a la izquierda de la entrada. Como dato curioso después de estas modificaciones un aura de misterio se instauró como leyenda. El espíritu de un operario muerto durante las obras de traslado del Obelisco se aparecería en la villa en diversas ocasiones.
En 1851 la villa cayó en manos de la princesa holandesa Mariana de Orange. Enamorada de Roma, residió durante cinco años en la villa donde recogió una bellísima colección de bronces y mármoles que desgraciadamente se llevó tras ella a su retirada de su temporada romana. Tras la primera guerra mundial la villa fue propiedad del Estado Italiano y ya en 1926 pasó a pertenecer al ayuntamiento de Roma que inauguró un parque público donde se ubicó la Sociedad Geográfica Italiana.

En el edificio que fue llamado Palacio Mattei la Sociedad Geográfica Italiana tiene hoy su sede, es una institución cultural que tiene el objetivo de difundir el conocimiento científico y conservar los mapas más importantes de Italia. Su biblioteca comprende más de 400.000 volúmenes siendo una de las principales del mundo. Destacar que es posible también efectuar visitas guiadas del edificio o de sus archivos, entre libros antiguos y fotografías, sea con fines particulares o didácticos para grupos de escolares. Además de la biblioteca podemos encontrar una sala de mapas con más de 200.000 documentos antiguos y rarisimos, entre ellos cartas geográficas chinas y japonesas en su mayoría pertenecientes a los siglos XVIII y XIX. Un patrimonio que va desde los planisferios a las cartas topográficas, pasando por las cartas náuticas, geológicas, forestales, mineras o callejeras, etc.
En ese mismo palacio debemos destacar el enriquecimiento progresivo a través de los siglos con numerosas obras artísticas.
Mencionar las numerosas pinturas de estilo neoclásico, sacras y profanas (mitológicas), la mujer, sus virtudes y belleza son los temas más comunes. En la llamada Sala del Mosaico se puede contemplar la presencia de un gran mosaico que embellece el pavimento. Es del siglo III después de Cristo y fue colocado en esta sala durante las restauraciones en la Villa en el siglo 18.





El parque tiene un ingreso gratuito ya que es público, se abre todos los días desde las 7 de la mañana hasta el anochecer. Son muchos los que se refugian en este espacio verde y relajante para hacer yoga o llevar a los niños a jugar, además de poder disfrutar de la pista ciclista. El lugar es también la sede de importantes eventos culturales, especialmente en verano, orquestas, conciertos, festivales de jazz, etc.