sábado, 17 de junio de 2017

Parque Doria Pamphilj



Roma es, sin duda, una de las ciudades europeas con más espacios verdes, lugares donde gozar de la tranquilidad, disfrutar de la naturaleza y relajarse al aire libre.
El origen de estos parques se remonta, en la mayoría de casos al Renacimiento y el Barroco cuando las poderosas  familias romanas construían grandes palacios o villas rodeadas de extensos jardines para su propio recreo. Así, existen en Roma numerosos e interesantes parques que generalmente pasan desapercibidos a los millones de turistas que visitan la capital del Lazio.
Uno de estos espacios es la villa Doria Pamphilj que con sus 184 hectáreas  de extensión es un espacio amplísimo y muy bien conservado. Aunque ha sufrido algunas modificaciones y quedó dividida en dos por una avenida (via Olimpica o via Leone XIII) todavía mantiene las principales características y organización de los siglos 17 y 18.




Un puente instalado a la altura del vial Martin Luther king une las dos partes. Su ingreso actual nace de la fusión  en la segunda mitad del siglo XIX , entre el original Villa Pamphilj y la Villa Corsini. El príncipe Filippo Andrea V Doria Pamphilj transformó en esta época  la zona agrícola con la explotación y modernización de los viñedos.




Este inmenso parque público urbano se sitúa tras las murallas del llamado barrio Janicolense, en las estribaciones occidentales del Janícolo (donde se ubican otros monumentos expuestos en este blog). La sede oficial del gobierno italiano está establecida en el Casino del Bel Respiro en el interior de la villa. El parque todavía se halla delimitado por antiguos trazados romanos como Via Aurelia Antica que discurre en paralelo al acueducto Trajano.




La villa está dividida en tres zonas; el palacio y los jardines (pars urbana), la pinada (pars fructuaria) y la hacienda agrícola (pars rustica).




El núcleo más antiguo de la villa existía ya en 1630, cuando fue adquirido por Pamfilio Pamfili que se había casado con la heredera Olimpia Maidalchini para disfrutarla como una villa suburbana. A continuación inició la compra de viñedos cercanos hasta acumular una mayor participación. De entonces parte el llamado Bel Respiro,  al encontrarse en una pequeña colina alejado de las zonas encharcadas y con malaria de la ciudad.  Desde allí se gozaba de una magnífica vista, condición característica de las villas barrocas del momento.
En 1644 el cardenal Giambattista Pamphili fue elegido Papa con el nombre de Inocencio X (famoso por el retrato que le pintara Velázquez).




Con este cambio Pamphili inició la remodelación y engrandecimiento de la villa. El proyecto recayó en las manos del escultor boloñes Alessandro Algardi auxilia por G. Francesco Grimaldi. El plano inicial tenía un casino central (nada que ver con la estructura de un edificio dedicado al juego), con alas, sin embargo solo el pabellón central fue construido. Una sala circular constituía el centro que comunicaba con una serie de estancias, este edificio también llamado Casino del Bel Respiro alberga la impresionante colección privada de esculturas, vasos o sarcofagos de la antigüedad. Esta construcción deriva del gusto y estructura palladiana, aunque el edificio solo tenía la función de albergar la colección a modo de gran vitrina,  El Casino (nada que ver con un lugar de juego) se encuentra en la pendiente de una colina de forma que la entrada principal sobre el lado norte está a un nivel superior al denominado jardín secreto, en un recinto del lado sur. Se trata de un jardín “parterre” con setos recortados.
Los jardines en la zona inclinada fueron realizados en 1650 por el nieto de Inocencio, Camilo Pamphili, organizando la pendiente como una continuación del parterre que rodea al Casino. En un nivel inferior se abre un bosque que conduce a una gruta en forma de exedra que presentaba una fuente  (Fontana di Venere) obra de Alessandro Algardi, conservada en otro edificio de la villa.Tiene una rica decoración con grava de oro, "tártaros", conchas, madreperla y estuco, adornado con medallones con representaciones mitológicas relacionadas con el tema del amor vencedor de Virgilio.






Entre el jardín "representación" que rodea el Casino y la antigua residencia de la familia Pamphilj encontramos  una zona boscosa de césped con forma rectangular y de dimensiones notables destinada al desarrollo de  torneos y juegos. Al acercarse a la casa predominaban los cultivos destacando un campo de naranjos donde en el centro fue ubicada la "Fuente del Caracol", ejecutado por Bernini para la  Piazza Navona, pero, a juzgar por Inocencio X demasiado pequeña para ese lugar. Como consecuencia se le dio a su cuñada, la famosa e intrigante Olimpia Maidalchini (también conocida como Donna Olimpia o Pimpaccia), que la destino a la villa. La fuente, atribuido a Algardi  se compone de una cuenca externa, circular, casi a nivel del suelo, en el borde de la cual hay una protección de hierro. En el centro, en una taza en forma de cuadrado de cuatro lóbulos, se destaca una taza circular en la que se destacan tres delfines que apoyan una concha. La original ha sido sustituida por una copia en el siglo XIX.







Ya en el Setecientos la Villa fue ampliada a partir de algunas anexiones de los terrenos fronterizos. Destacan las intervenciones realizadas en el Jardín de los Cedrati y las modificaciones en la llamada Fontana del Giglio.




Cuando Girolamo Pamphili murió en 1760 sin herederos varones, las disputas estallaron entre los posibles herederos, así en 1763, cuando Papa Clemente XIII Rezzonico concedió al príncipe Giovanni Andrea Doria IV el derecho de tomar el apellido  y la gran propiedad de los Pamphili la novedad se basaba en el matrimonio entre Giovanni Andrea Doria Pamphili III y Anna Pamphili. Desde entonces, la villa era conocida como la Villa Doria Pamphili. A lo largo del siglo 18, se añaden regularmente distintos elementos, como las fuentes y pasarelas de Gabriele Valvassori y otros arquitectos retenidos por  Pamphili y sus herederos.

Después de la era napoleónica, se han hecho cambios más radicales. Los parterres que eran extensiones formales del casino fueron respetados, pero replantados con la fantasía  de una colorida alfombra a partir de los invernaderos proporcionados por la antigua villa. En los inclinados jardines al aire libre los cambios fueron más extensos, refundiéndolos a la manera naturalista de jardines paisajistas ingleses.




En el bosque, los paisajes naturales aparecen con grupos de pinos característicos de parasoles a lo largo de horizontes  estatuas y jarrones, que evocan la antigüedad de forma nostálgica. Los jardines del paisaje inglés del siglo 18, como Stowe y Stourhead que fueron la inspiración para este estilo tiene la intención de dar vida a los paisajes italianos con ruinas romanas pintados por Claude Lorrain y Nicolas Poussin. Una diferencia notable es que en la Villa Doria Pamphili  los restos romanos son probablemente genuinos. El sitio de la villa contenía algunas tumbas romanas que produjeron vasijas, sarcófagos e inscripciones que se han añadido a la colección.




Durante la defensa de la corta República Romana en 1849 la Villa Doria Pamphili se encontraba cerca del lugar de algunos de los combates más encarnizados del cuerpo a cuerpo en la Porta San Pancrazio. Durante el bombardeo francés, la colina que albergaba la Villa Corsini fue destruida. Llegó entonces una oportunidad para el príncipe  Doria - Pamphili que compró grandes extensiones de tierra a los Corsini, duplicando entonces el ya gran parque de Villa Doria Pamphili. La pequeña casa  de los Corsini, llamada Palazzino Corsini, no resultó destruido. 
Hoy en día se utiliza para exposiciones temporales de arte. Alrededor de 1929 se sugirió que la Villa Doria Pamphili podido ser unido al nuevo Estado del Vaticano a través del Tratado de Letrán, pero esta propuesta no fue adoptada en la versión final del Tratado. Por primera vez, se añadieron esculturas medievales a la colección Doria. A la vuelta del siglo 20, los interiores en el estilo Art Nouveau se añadieron por el príncipe Doria Pamphili. El Casino del Bel Respiro, fue comprado por el Estado italiano en 1957 y se utiliza como  ministerio. Hoy su colección de antigüedades y esculturas está abierta al público como museo. El parque con una superficie de 1,8 km² fue comprado finalmente en 1971 por la ciudad de Roma a la familia Doria Pamphili. Entre sus muchas bellezas y placeres, la villa es uno de los mejores sitios para avistar aves, hacer deporte en la ciudad, actividades de relajación o simplemente pasear, de hecho es muy frecuentado por los romanos, especialmente los fines de semana.




Las dos secciones del parque Villa extendida están divididas por una carretera que discurre en parte en una estrecha garganta. Con motivo del Jubileo de 2000, un puente peatonal curvado fue construido para unir las dos secciones.
Este área verde alberga un lago rodeado de pinos donde se contemplan cisnes, ocas, tortugas, peces y otras especies, destaca también las instalaciones destinadas a actividades físicas u otras para el picnic o el recreo de los niños.
Es recomendable visitar el parque en primavera donde las diversas variedades de flores otorgan un encanto adicional al lugar, aunque, a decir verdad cualquier estación del año tiene sus atractivos.



Los romanos desde la antigüedad tuvieron una gran relación con la jardinería, de hecho, fueron muchos los huertos que se transformaron en jardínes donde se organizaban parterres, senderos, estatuas, fuentes según los designios de sus propietarios. La variedad también responde a la adecuación de estos jardines a cada una de las épocas y estilos, Renacimiento, Barroco, Neoclasicismo, Romanticismo, etc.

En la antigua Roma estos jardines no se limitaban exclusivamente a cultivar plantas, árboles o arbustos convencionales sino que transformaban su aspecto intrínseco realizando podas para que adquirieran formas de objetos o animales.
Existen numerosas descripciones al respecto legadas en los tratados de Plinio el Viejo. En general se plantaban árboles de hoja perenne que dieran una nota de verde intenso como el roble, el ciprés o plataneros orientales. La belleza y la fantasía  con que se disponían estos árboles y plantas en los jardines nos llega testimoniado en los escritos de geógrafos y poetas y especialmente en las pinturas al fresco de algunas de las habitaciones de las villas. Un buen ejemplo son los frescos de la Casa de Livia y Augusto en Prima Porta.