Roma es, sin duda, una de las
ciudades europeas con más espacios verdes, lugares donde gozar de la
tranquilidad, disfrutar de la naturaleza y relajarse al aire libre.
El origen de estos parques se
remonta, en la mayoría de casos al Renacimiento y el Barroco cuando las
poderosas familias romanas construían
grandes palacios o villas rodeadas de extensos jardines para su propio recreo.
Así, existen en Roma numerosos e interesantes parques que generalmente pasan
desapercibidos a los millones de turistas que visitan la capital del Lazio.
Uno de estos espacios es la villa
Doria Pamphilj que con sus 184 hectáreas
de extensión es un espacio amplísimo y muy bien conservado. Aunque ha
sufrido algunas modificaciones y quedó dividida en dos por una avenida (via
Olimpica o via Leone XIII) todavía mantiene las principales características y
organización de los siglos 17 y 18.
Un puente instalado a la altura del
vial Martin Luther king une las dos partes. Su ingreso actual nace de la
fusión en la segunda mitad del siglo XIX
, entre el original Villa Pamphilj y la Villa Corsini. El príncipe Filippo
Andrea V Doria Pamphilj transformó en esta época la zona agrícola con la explotación y modernización
de los viñedos.
Este inmenso parque público urbano se
sitúa tras las murallas del llamado barrio Janicolense, en las estribaciones
occidentales del Janícolo (donde se ubican otros monumentos expuestos en este
blog). La sede oficial del gobierno italiano está establecida en el Casino del
Bel Respiro en el interior de la villa. El parque todavía se halla delimitado
por antiguos trazados romanos como Via Aurelia Antica que discurre en paralelo
al acueducto Trajano.
La villa está dividida en tres zonas;
el palacio y los jardines (pars urbana), la pinada (pars fructuaria) y la
hacienda agrícola (pars rustica).
El núcleo más antiguo de la villa
existía ya en 1630, cuando fue adquirido por Pamfilio Pamfili que se había
casado con la heredera Olimpia Maidalchini para disfrutarla como una villa
suburbana. A continuación inició la compra de viñedos cercanos hasta acumular
una mayor participación. De entonces parte el llamado Bel Respiro, al encontrarse en una pequeña colina alejado
de las zonas encharcadas y con malaria de la ciudad. Desde allí se gozaba de una magnífica vista,
condición característica de las villas barrocas del momento.
En 1644 el cardenal Giambattista
Pamphili fue elegido Papa con el nombre de Inocencio X (famoso por el retrato
que le pintara Velázquez).
Con este cambio Pamphili inició la remodelación y
engrandecimiento de la villa. El proyecto recayó en las manos del escultor
boloñes Alessandro Algardi auxilia por G. Francesco Grimaldi. El plano inicial
tenía un casino central (nada que ver con la estructura de un edificio dedicado
al juego), con alas, sin embargo solo el pabellón central fue construido. Una
sala circular constituía el centro que comunicaba con una serie de estancias,
este edificio también llamado Casino del Bel Respiro alberga la impresionante
colección privada de esculturas, vasos o sarcofagos de la antigüedad. Esta
construcción deriva del gusto y estructura palladiana, aunque el edificio solo
tenía la función de albergar la colección a modo de gran vitrina, El Casino (nada que ver con un lugar de
juego) se encuentra en la pendiente de una colina de forma que la entrada
principal sobre el lado norte está a un nivel superior al denominado jardín
secreto, en un recinto del lado sur. Se trata de un jardín “parterre” con setos
recortados.
Los jardines en la zona inclinada
fueron realizados en 1650 por el nieto de Inocencio, Camilo Pamphili,
organizando la pendiente como una continuación del parterre que rodea al
Casino. En un nivel inferior se abre un bosque que conduce a una gruta en forma
de exedra que presentaba una fuente
(Fontana di Venere) obra de Alessandro Algardi, conservada en otro
edificio de la villa.Tiene una rica decoración con grava de oro,
"tártaros", conchas, madreperla y estuco, adornado con medallones con
representaciones mitológicas relacionadas con el tema del amor vencedor de
Virgilio.
Entre el jardín
"representación" que rodea el Casino y la antigua residencia de la
familia Pamphilj encontramos una zona
boscosa de césped con forma rectangular y de dimensiones notables destinada al
desarrollo de torneos y juegos. Al
acercarse a la casa predominaban los cultivos destacando un campo de naranjos
donde en el centro fue ubicada la "Fuente del Caracol", ejecutado por
Bernini para la Piazza Navona, pero, a
juzgar por Inocencio X demasiado pequeña para ese lugar. Como consecuencia se
le dio a su cuñada, la famosa e intrigante Olimpia Maidalchini (también
conocida como Donna Olimpia o Pimpaccia), que la destino a la villa. La fuente,
atribuido a Algardi se compone de una
cuenca externa, circular, casi a nivel del suelo, en el borde de la cual hay
una protección de hierro. En el centro, en una taza en forma de cuadrado de
cuatro lóbulos, se destaca una taza circular en la que se destacan tres
delfines que apoyan una concha. La original ha sido sustituida por una copia en
el siglo XIX.
Ya en el Setecientos la Villa fue
ampliada a partir de algunas anexiones de los terrenos fronterizos. Destacan
las intervenciones realizadas en el Jardín de los Cedrati y las modificaciones
en la llamada Fontana del Giglio.
Cuando Girolamo Pamphili murió en
1760 sin herederos varones, las disputas estallaron entre los posibles
herederos, así en 1763, cuando Papa Clemente XIII Rezzonico concedió al
príncipe Giovanni Andrea Doria IV el derecho de tomar el apellido y la gran propiedad de los Pamphili la
novedad se basaba en el matrimonio entre Giovanni Andrea Doria Pamphili III y
Anna Pamphili. Desde entonces, la villa era conocida como la Villa Doria
Pamphili. A lo largo del siglo 18, se añaden regularmente distintos elementos,
como las fuentes y pasarelas de Gabriele Valvassori y otros arquitectos
retenidos por Pamphili y sus herederos.
Después de la era napoleónica, se han
hecho cambios más radicales. Los parterres que eran extensiones formales del
casino fueron respetados, pero replantados con la fantasía de una colorida alfombra a partir de los
invernaderos proporcionados por la antigua villa. En los inclinados jardines al
aire libre los cambios fueron más extensos, refundiéndolos a la manera
naturalista de jardines paisajistas ingleses.
En el bosque, los paisajes
naturales aparecen con grupos de pinos característicos de parasoles a lo largo
de horizontes estatuas y jarrones, que
evocan la antigüedad de forma nostálgica. Los jardines del paisaje inglés del
siglo 18, como Stowe y Stourhead que fueron la inspiración para este estilo
tiene la intención de dar vida a los paisajes italianos con ruinas romanas
pintados por Claude Lorrain y Nicolas Poussin. Una diferencia notable es que en
la Villa Doria Pamphili los restos
romanos son probablemente genuinos. El sitio de la villa contenía algunas
tumbas romanas que produjeron vasijas, sarcófagos e inscripciones que se han
añadido a la colección.
Durante la defensa de la corta República
Romana en 1849 la Villa Doria Pamphili se encontraba cerca del lugar de algunos
de los combates más encarnizados del cuerpo a cuerpo en la Porta San Pancrazio.
Durante el bombardeo francés, la colina que albergaba la Villa Corsini fue
destruida. Llegó entonces una oportunidad para el príncipe Doria - Pamphili que compró grandes
extensiones de tierra a los Corsini, duplicando entonces el ya gran parque de
Villa Doria Pamphili. La pequeña casa de
los Corsini, llamada Palazzino Corsini, no resultó destruido.
Hoy en día se
utiliza para exposiciones temporales de arte. Alrededor de 1929 se sugirió que
la Villa Doria Pamphili podido ser unido al nuevo Estado del Vaticano a través
del Tratado de Letrán, pero esta propuesta no fue adoptada en la versión final
del Tratado. Por primera vez, se añadieron esculturas medievales a la colección
Doria. A la vuelta del siglo 20, los interiores en el estilo Art Nouveau se
añadieron por el príncipe Doria Pamphili. El Casino del Bel Respiro, fue
comprado por el Estado italiano en 1957 y se utiliza como ministerio. Hoy su colección de antigüedades
y esculturas está abierta al público como museo. El parque con una superficie
de 1,8 km² fue comprado finalmente en 1971 por la ciudad de Roma a la familia
Doria Pamphili. Entre sus muchas bellezas y placeres, la villa es uno de los
mejores sitios para avistar aves, hacer deporte en la ciudad, actividades de
relajación o simplemente pasear, de hecho es muy frecuentado por los romanos,
especialmente los fines de semana.
Las dos secciones del parque Villa extendida
están divididas por una carretera que discurre en parte en una estrecha
garganta. Con motivo del Jubileo de 2000, un puente peatonal curvado fue
construido para unir las dos secciones.
Este área verde alberga un lago rodeado
de pinos donde se contemplan cisnes, ocas, tortugas, peces y otras especies,
destaca también las instalaciones destinadas a actividades físicas u otras para
el picnic o el recreo de los niños.
Es recomendable visitar el parque en
primavera donde las diversas variedades de flores otorgan un encanto adicional
al lugar, aunque, a decir verdad cualquier estación del año tiene sus
atractivos.
Los romanos desde la antigüedad
tuvieron una gran relación con la jardinería, de hecho, fueron muchos los
huertos que se transformaron en jardínes donde se organizaban parterres,
senderos, estatuas, fuentes según los designios de sus propietarios. La
variedad también responde a la adecuación de estos jardines a cada una de las
épocas y estilos, Renacimiento, Barroco, Neoclasicismo, Romanticismo, etc.
En la antigua Roma estos jardines no
se limitaban exclusivamente a cultivar plantas, árboles o arbustos
convencionales sino que transformaban su aspecto intrínseco realizando podas
para que adquirieran formas de objetos o animales.
Existen numerosas descripciones al
respecto legadas en los tratados de Plinio el Viejo. En general se plantaban
árboles de hoja perenne que dieran una nota de verde intenso como el roble, el
ciprés o plataneros orientales. La belleza y la fantasía con que se disponían estos árboles y plantas
en los jardines nos llega testimoniado en los escritos de geógrafos y poetas y
especialmente en las pinturas al fresco de algunas de las habitaciones de las
villas. Un buen ejemplo son los frescos de la Casa de Livia y Augusto en Prima
Porta.
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