Muy cerca de la estación Termini, del
museo romano del palacio Massimo y de las termas de Diocleziano en el centro de
la concurrida plaza de la Repubblica se encuentra una bella y original fuente.
En el verano de 1870 unas fechas determinantes en la historia de Italia, el Papa Pio IX mandó construir un nuevo acueducto que fue llamado Acqua Pia-Marcia, es decir unía el nombre del nuevo patrocinador a aquel del antiguo acueducto del 2º siglo a.C. que hasta entonces permanecía en ruinas. Ahora se alargaba unos 80 metros en dirección de la nueva estación central edificada en el año 1867 sobre el proyecto de Salvatore Bianchi y que tomaba el nombre de las antiguas termas de Diocleciano poco alejadas de allí. En la nueva reestructuración de la ciudad la plaza de la Repubblica (antes llamada plaza de la exedra) pasaba a ser un punto primordial de la urbe.
Se trataba de una simple piscina
circular amplia, en cuyo borde tenía una composición de rocas de las cuales
partía un gran número de chorros de agua dirigidos hacia el centro. Completaban
la composición cinco chorros verticales de agua, de los cuales el central era
mucho más alto que los demás. El papa la inauguró el 10 de septiembre de 1870,
diez días antes de la brecha de Porta Pía y del final de su reino temporal.
En inicio la fuente constaba de una
serie de bañeras que daban un aspecto austero, la opinión general de los
romanos era que la fuente era demasiado simple, poco ornamentada. De hecho fue
ya en 1888 cuando ante la visita del Kaiser Guillermo I de Alemania se decoró
la fuente con leones de yeso en los cuatro ángulos. Sin embargo fue algo
provisional y que no convenció a unos habitantes acostumbrados a monumentos más
depurados y estéticamente más sublimes.
Así en 1897 se aprobó un proyecto nuevo
encargado al artista Mario Rutelli para la remodelación de la fuente. La nueva
ornamentación reemplazó los leones por cuatro náyades o ninfas acuáticas, la
Náyade de los Océanos, Náyade de los Ríos, Náyade de los Lagos y Náyade de las
Aguas Subterráneas.
El artista mantuvo en secreto sus ideas
para el embellecimiento de la fuente de forma que cuando se inauguró la nueva
fuente el escandalo estaba servido.
Los romanos y el Papa se mostraron
contrariados ante las cuatro figuras femeninas desnudas en bronce. Un chorro de
agua central las bañaba y al contraste entre el sol y sus cuerpos mojados daban
un aspecto de lujuria, especialmente debido también a las poses calificadas de
lascivas por muchos vecinos de la época.
Como otras fuentes de la ciudad una
verja cerraba y custodiaba la fuente, sin embargo eran muchos los jóvenes que
en días soleados se acercaban a la fuente a admirar las hermosas e inocentes
ninfas. La curia romana muy conservadora pronto mostró su indignación señalando
la inmoralidad y ausencia de decencia de la fuente.
Las polémicas crecieron, en nombre del
pudor y del respeto, y se mantuvieron durante un tiempo, pero el Ayuntamiento
abrazó las tesis progresistas y, además de no retirar las náyades, como habría
querido la corriente más puritana, el 10 de febrero de 1901 dejó que los
romanos, después de una casi sublevación popular, abatieran la valla.
Un aspecto todavía permanecía sin
solución, la decoración del centro de la fuente que además era un lugar más
elevado. Rutelli diseño una composición un tanto extraña; tres figuras
entremezcladas, un tritón, un delfín y un pulpo en plena lucha. El resultado
era un grupo escultórico entrelazado que recordaba ligeramente a la famosa
escultura barroca de Bernini, el “Rapto de Proserpina”.
Cuando, en 1911, se colocó la primera
figura en la cima de la fuente, suscitó reacciones sarcásticas, y el grupo fue
rebautizado il fritto misto di Termini («la fritura mixta de Termini»). No
triunfo, hubo que retirarla y se pidió al artista que esculpiera algo más
homogéneo. Il fritto fue trasladado al jardín de la plaza Víctor Manuel II. En
1912, finalmente, la fuente asumió el aspecto definitivo que mantiene todavía,
con la colocación en el centro del grupo del Glauco, una figura masculina
desnuda que agarra un delfín de cuya boca sale el chorro central, que simboliza
el dominio del hombre sobre la fuerza natural. Algo por otra parte muy
explotado en siglos anteriores en los jardines y parterres italianos. El
control de la naturaleza fue siempre un tema muy recurrente desde el barroco
romano. La obra completa se inauguró de nuevo en 1914.
Una serie de pasquines, una forma muy
habitual en la capital del Tíber de protesta, arremetía contra el grupo
escultórico. “Fontana dell´omo cor pesce in mano, che delle donne bagna er
deretano” («del hombre con pez en la mano, que de las mujeres baña el
trasero»).
Un famoso cantante de la época compuso
unos versos similares a las burlas cotidianas de los romanos:
“C’è a piazza delle Terme un funtanone
che uno scultore celebre ha guarnito co’ quattro donne ignude a pecorone e un
omo in mezzo che fa da marito. Quanto è bello quer gigante lì tra in mezzo a
tutte quante: cor pesce in mano annaffia a tutt’e quattro er deretano”
(Hay en la plaza de las termas una
fuente que un escultor celebre ha ornamentado con cuatro mujeres desnudas y un
hombre en medio que hace de marido. Que bello este gigante allí entre las
cuatro; con el pez en la mano regando a las cuatro el trasero.)
El gran complejo consta de cuatro
figuras femeninas de bronce que representan la Ninfa de los Lagos, fácilmente
reconocible porque contiene un cisne, la Ninfa de los ríos acostada sobre un monstruo acuático, la Ninfa
del agua subterránea sobre un dragón y la Ninfa de los océanos sobre un caballo
que personifica el mar.
¿Pero quienes eran las ninfas?
Las Ninfas eran divinidades menores de
la mitología grecolatina que habitaban en las fuentes, los bosques, las
montañas o los ríos.
"las ninfas aparecen bajo la forma
de jóvenes muchachas; son ninfas las dríadas, sílfides, náyades, oréadas,
nereidas, etc.; Se dice que atraían con su canto y promesas sexuales a los
campesinos que pasaran por el bosque, y los extraviaban para que jamás
volvieran a sus hogares. Boucher, máximo representante del sensualismo rococó,
presenta en sus obras un mundo fantástico plagado de ninfas y diosas que se
desnudan despreocupadas en medio de paisajes luminosos y amables".
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