Uno
de los monumentos más llamativos de la ciudad eterna es la Fuente del acqua
Paola, también denominado por los romanos Fontanone. Como muchos otros rincones
de Roma aquí se da una simbiosis entre el agua y la arquitectura que servirá de
ejemplo a muchas otras fuentes de la ciudad. La Fontana dell´ Acqua Paola se
ubica en vía Garibaldi, 35, en la colina
del Gianicolo, muy cerca de S. Pietro in Montorio, otra visita obligada que ya
se ha visto en este blog.
Su
origen se remonta a los inicios del siglo XVII cuando
el Papa Pablo V decidió aprovisionar de agua al barrio del Trastevere ya que
hasta entonces sus habitantes habían tenido que abastecerse de agua de pozos o
directamente del río. El Papa se dedicó a la continuación de la rehabilitación (iniciada en el renacimiento)
del antiguo acueducto de Trajano que se encontraba en ruinas para realizar una
fuente que abasteciera de agua potable al Trastevere, el Vaticano y la vía
Giulia.
Por ello y en honor del Papa la fuente recibió el nombre de acqua
Paola.
Este
caudal venía desde el lago Bracciano y en la antigüedad se utilizaba para mover
los molinos de la campiña romana. Sin embargo la cantidad o la calidad del agua
no debía de ser notable (a lo máximo para regar los jardines) ya que un
proverbio de la época “como el agua Paola” era utilizado para designar cosas de
poco valor.
La
gigantesca fuente fue construida por Flaminio Ponzio en colaboración con
Giovanni Fontana entre 1610 y 1612 en un estilo barroco, el mismo que
transformaría en ese siglo a la ciudad del Tíber. El Barroco fue
una tentativa de lograr la integración del espacio real y del espacio ficticio,
el espectador-observador se
convierte en partícipe activo, del ámbito espacial-psicológico creado por la
obra de arte. Como una tramoya teatral, el ilusionismo barroco tiene una finalidad persuasiva: trasladar la
atención del espectador de las cosas materiales a las cosas eternas.
El virtuosismo con que el arquitecto barroco
manipula el espacio no debería distraernos de un hecho más importante, que es
que el principio del espacio
coextenso es tan aplicable a la arquitectura del s. XVII, como a la pintura y a la escultura.
Este principio se puede observar en forma ejemplar en las fachadas. En este caso la fachada de esta
fuente está inspirada en los antiguos arcos del triunfo romanos.
La inscripción
presenta una errata al confundir al artífice del antiguo acueducto, Trajano con
el primer emperador, Augusto (ALSIETINAE):
PAVLVS QVINTUS
PONTIFEX MAXIMVS
AQVAM IN AGRO
BRACCIANENSIS
SALVBERRIMIS E
FONTIBVS
COLLECTAM
VETERIBVS
AQVAE ALSIETINAE
DVCTIBVS
RESTITVTIS
NOVISQUE
ADDITIS
XXXV AB MILLIARIO DVXIT
La
fachada monumental del acqua Paola muestra en la parte superior-central dos
ángeles, esculpidos por Ippolito Buzi, que sostienen un escudo con dragones y
águilas todos ellos pertenecientes al emblema de la familia del Papa, los
Borguese, además de la tiara y las llaves de San Pedro atributos inherentes a
cualquier Papa.
Por debajo cinco arcos de medio punto y seis columnas de
granito rosáceo y gris, de las cuales 4 proceden de la fachada de la antigua
basílica de San Pedro. A su vez otros mármoles fueron expoliados de otros
templos e incluso de los foros, a menudo la Curia romana construía la “nueva
Roma” con los materiales de la antigua. La ornamentación es escasa, es un
barroco que aún no aprecia lo recargado. Los tres arcos centrales son de mayor
altura que los dos laterales y en un principio sus vanos eran más grandes y sin
esculturas para así hacer visible el jardín botánico que se encontrada detrás
de la fuente, no por casualidad el barroco es el arte de las perspectivas.
A
fines del s. XVII se sustituyeron las 5 pilas que recogían el agua por una
colosal piscina de mármol según el nuevo diseño de Carlo Fontana.
La fuente ha sido restaurada en varias ocasiones la primera en 1859 tras los daños sufridos por los cañones franceses, una segunda restauración se llevó a cabo en tiempos del fascismo y la última ya más recientemente entre 2002 y 2004.
Un edicto de
1707 acabó prohibiendo el baño a los romanos que se aventuraban a darse un
chapuzón en los cálidos veranos.
La plazoleta donde se ubica la fuente del
acqua Paola ofrece unas maravillosas vistas de la ciudad.
El lugar ha sido el escenario de numerosas películas e incluso
videoclips de algunas canciones.Yo personalmente recomiendo el film "La
gran belleza" de Paolo Sorrentino, 2013, un gran homenaje del director a la ciudad de Roma. A destacar una escena donde un turista, al visitar la fuente del acqua Paola, sufre un desmayo desplomándose a tierra, sobrecogido por la belleza del lugar, quizás contagiado del síndrome de Stendhal.
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